Los drones destacan por su gran cantidad de aplicaciones en el mundo de la agricultura de precisión. Inicialmente se han usado para establecer el estado de un cultivo mediante el uso de varios sensores como los sensores de luz visible, multiespectrales o termográficos. Mediante estos sensores se puede realizar un mapa que nos indique las necesidades del cultivo.
Pero los drones también se pueden aplicar para realizar medidas correctoras sobre el terreno como la fumigación y la aspersión de fertilizantes.
Tradicionalmente la fumigación ha sido realizada por aviones pilotados, con gran costo y riesgos para el piloto, así que desde la aparición de los drones se ha estudiado su aplicación en este campo.
Inicialmente se aplicaron helicópteros de radiocontrol con motor a gasolina. Estas aeronaves se controlaban de forma manual por lo que no tenían la precisión demandada por la agricultura de precisión. Además de tener una gran complejidad mecánica y también riesgos para el operador.
Mas adelante aparecieron drones comerciales equipados con motor eléctrico y sistemas de autopiloto avanzados. Esto simplifica su uso y permite aplicar con precisión los productos según el mapa de necesidades generado anteriormente. El problema que tienen es la escasa autonomía de las baterías y la necesidad de disponer de varias de estas con gran coste o el tener que esperar a que se carguen para realizar un nuevo vuelo.
Para solventar estos inconvenientes han surgido drones de propulsión híbrida, como el Hybrix de Quaternium. Este dron dispone de un generador eléctrico a gasolina lo que le permite una gran autonomía. Además el proceso de llenado del deposito de combustible se realiza de forma mucho mas rápida que la carga de baterías.
